
Aristóteles llamó Filia al amor a los semejantes. Ágape, al contrario, es el amor cristiano incluso hacia lo que no es digno de ser amado. Ephithynia, era el factor de deseo en el amor sexual.
El instinto de amar no es una entelequia, no es una idea filantrópica, el deseo de amar es una necesidad del ser humano que satisface buena parte de sus expectativas en la vida y le integra en el mundo, dando expresión a sus cualidades más positivas. Amar es el acto más generoso, aunque pueda trasformarse, en algunas ocasiones, en el más egoísta de los sentimientos hacia el otro.

Si amar constituye una clase especial de realización, ser amado es la recompensa que se le otorga. Estos dos sentimientos pueden existir independientemente, deben ser diferentes y es necesario diferenciarlos.
Amar significa anhelar a alguien, y la satisfacción de ser objeto de la ternura de otra persona tiene, sobre todo, el carácter de halago del "yo" y se relaciona con el sentimiento de la vanidad satisfecha, del orgullo complacido, aumenta la valoración de uno mismo.
El amor es una emoción que se desarrolla a edad temprana. Cuando es positivo, constituye la base de los logros humanos y es el germen de la tolerancia, el autosacrificio, la amistad y muchas otras manifestaciones que pueden disfrutarse en las relaciones sociales.

El verdadero amor no se reduce a lo físico ni a lo romántico. El verdadero amor es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es.
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