Ser una pareja es una experiencia difícil, pero es tan maravillosa, que vale la pena.
Ser una pareja es comprender que existe otro y aprender a aceptarlo y amarlo con todo lo que hay en su mundo y en su corazón.
Formar una pareja es tomar una decisión que cambia nuestras vidas para siempre y la enriquece, la llena de magia, pero también tiene su precio.
Es necesario desprenderse un poco de uno mismo y comprender que ya no estamos solos para emprender el camino.
Requiere paciencia y dedicación, requiere fuerzas, requiere ser valiente.
Exige sacrificio, exige comprender a la otra persona, ayudarla, hacerla mejor, agregarle valor a su persona, vivir sus miedos y pelear sus batallas... hacerla feliz.
Demanda escuchar y aconsejar... pide amor y paga con más amor.
Dedicarse a ser una pareja es decidir un destino.
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